El común denominador en todo lo que hace es su pasión por servir y aportar. Y es que ella siente que aquello que damos con el corazón muestra la abundancia de nuestro interior. Además, está agradecida por las oportunidades que Dios ha puesto en su camino, encontrando en ayudar a otros esa forma de retribuir lo que siente.

Se trata de Rosa Rijo, una mujer líder que disfruta ser docente, precisamente porque lo ve como una gran oportunidad de contribuir para que cada día más profesionales puedan aportar al desarrollo sostenible del país. Asegura que el cambio y la innovación son parte esencial de su trabajo y está consciente de la importancia de desarrollar y facilitar en los equipos la diversidad y la flexibilidad, logrando así aportar soluciones sostenibles.

Afirma que el liderazgo no tiene que ver con la posición jerárquica, sino que parte de una autoridad moral que se ejerce sobre el resto del equipo y de la inspiración que se genera. Por tanto, cree firmemente que este depende directamente de la capacidad de construir de forma sólida nuestra autoridad, y no de nuestro poder. Desde su rol, trata de colocarse siempre en el lugar de los demás, con el fin de valorar y reconocer el trabajo de cada integrante del equipo.

Entiende que la pandemia nos sacó a todos de la zona de confort, ayudándole a entender que el cambio es parte de la vida y que debe estar preparada para reinventarse en escenarios desconocidos, encontrando oportunidad de crecimiento en medio de las crisis.