Tu camino al éxito, a un “plan de comunicaciones”
La magia de la combinación de la comunicación y el éxito, es que ambos tienen inmersos procesos que deben iniciar contigo mismo, y como procesos que son, lo que más se valora de ellos es el trayecto, el plan para alcanzar las cosas, ser feliz en ese camino, sin importar los resultados…
Los seres humanos comparten dos cualidades claves. En primera instancia, todos comunican y segundo, aspiran a ser exitosos. Independientemente de cómo logran comunicar o de qué signifique el éxito para cada individuo, juntas, estas dos características se convierten en herramientas innatas e ideales para la consecución de metas de vida. Con la intención de esclarecer la relación directa que yace entre estas palabras protagonistas, cabe definir cada una de ellas. Por su parte, comunicar implica “poner en común”. Así mismo, éxito significa “un resultado feliz de un asunto, negocio o actuación”. La habilidad de comunicar siempre, y la intención de perseguir el éxito invariablemente no solo son aspectos que todo ser humano posee, sino que además dependen el uno del otro. ¿Cómo, exactamente? Pues, sin caer en los planos filosóficos de la vida tanto la comunicación y el éxito comienzan con uno mismo. Es decir, estos son dos procesos que aunque muchas veces se desean iniciar “buscando fuera,” al final se entiende que para que funcionen, el individuo debe acudir a su interior ante todo. Por eso, cuando ocurre esa conversación intrapersonal sobre querer alcanzar el éxito, actuar en base a los principios de la comunicación estratégica es una excelente iniciativa. En ese sentido, se trata de desarrollar un plan coherente, cohesionado y claro que permita a las personas caminar hacia el éxito mediante un plan de acción basado en actos comunicativos. A continuación, ocho pasos guía que te ayudarán a ver con mayor claridad que tu éxito está en un plan de comunicaciones. • Define quién eres: tu identidad Lo primero es lo primero y en este caso, lo primordial es que en tu conversación contigo mismo definas claramente quién eres. Más allá de lo evidente, es decir: tu pasado y presente, defínete mirando hacia el futuro. ¿Cuál es la visión que tienes de tu vida para los próximos tres a cinco años? ¿Qué te propones hacer diariamente para vivir aquello que visualizas? ¿Cuáles son esas cualidades que te acercan a esa vida que contemplas? Al responder esas tres preguntas, tendrás tu visión, misión y valores, y además, el punto de partida para trillar tu camino al éxito.
• Identifica tu motor: tus objetivos
Ahora, debes ser más específico. Dentro del marco de tu visión ¿Qué es exactamente lo que deseas lograr? Es decir, ¿Cuáles son tus anhelos, objetivos, tus metas? Recuerda, enuncia las respuestas con la mayor claridad posible y vela porque haya coherencia y cohesión con lo que has determinado como tu identidad.
• Establece quiénes son los involucrados: tu audiencia
Esta conversación que has iniciado contigo mismo, debe llevarte a la autorrealización de que habrá más personas por involucrar. De acuerdo a los objetivos que te hayas planteado ¿A quién vas a impactar positivamente con aquello que deseas lograr? Es el momento de establecer una comunidad de apoyo para tus metas y proyectar una imagen de éxito basada en tu identidad.
• Determina qué necesitas “ponerles en común”: tu mensaje
Has plasmado tu identidad, conoces tus objetivos, sabes quiénes son las personas que te respaldarán en la consecución de ellos… Pero ¿Saben ellos por qué son importantes para ti? ¿Conocen ellos su rol dentro de tu plan? Y sobre todo, cuando hayan transcurrido los cinco años que visualizaste desde un inicio ¿Cómo deseas que las personas que estuvieron contigo recuerden ese periodo de sus vidas, gracias a ti? Respondiendo esas preguntas, construirás tu mensaje clave.
• Puntualiza cómo y por dónde difundirás tu mensaje: tu tono y tus canales
Ya has determinado tu mensaje, de acuerdo a tu audiencia y en consonancia con tu identidad y tus objetivos. Ahora, debes establecer en qué tono comunicarás aquello que debes compartir. Es decir ¿Entiendes que tu mensaje se comprenderá mejor con un tono formal o informal, apelando a la razón o a las emociones, de manera humorística o seria, etc.? Puntualizar sobre esto es importantísimo, pues aquí reposa tu conexión con las personas que te apoyarán en tu camino al éxito. De igual modo, ya cuando hayas determinado el tono de tu mensaje, debes identificar los canales por los cuales difundirás eso que tienes que decir y por dónde entablarás tu conexión con tu audiencia. Cabe resaltar, que aquí no se trata de dónde sea más factible para ti, sino de dónde están esas personas… ¿Están a una conversación presencial o telefónica de ti? ¿Leen el periódico, revistas, historietas? ¿Frecuentan las redes sociales? En fin, donde estén ellos ¡Han de estar tú y tu mensaje!
• Cristalizando la presencia tuya y de tu mensaje: tus acciones
Una vez hayas determinado dónde está tu audiencia, debes definir cómo harás para estar ahí junto a ellos. En este sentido, debes hacer una lista de acciones puntuales que garantizarán tu conexión con tu red de apoyo. De pronto, debes hacer visitas o llamadas a personas claves, estar más presente en redes sociales y entablar conversaciones de valor con un grupo de personas. A lo mejor, es hora de abrir un blog o gestionar una columna en un periódico local o una revista… Las maneras de hacerlo son infinitas, lo importante es tener una lista de acciones bien pensadas que te conduzcan a tu audiencia.
• Asegúrate saber cuándo: tu calendario
A partir de las acciones que hayas enumerado, es indispensable colocarle una fecha a cada una de ellas. De esta manera, creas un compromiso contigo mismo de ejecutar cada acción y de garantizar que estés cada vez más cerca de tus objetivos.
• Lista cómo sabrás que lo has logrado: tus indicadores de éxito
Tu plan no funcionará si no sabes que debiste haber logrado para decirte a ti mismo: “meta alcanzada”. Y, aunque el éxito es distinto para cada quien, hay algo en común para todos, y es que en lo que sea que quieras lograr debes sentir felicidad al hacerlo.
En conclusión, la magia de la comunicación y el éxito es que para ambos se trata de procesos que deben iniciar con uno mismo. Y, como procesos que son, lo que más se valora de ellos es el trayecto (ese plan para alcanzar las cosas)- no los resultados como tal. Por eso, en cada nueva meta que te propongas, procura planificar de acuerdo a estos ocho pasos de la comunicación estratégica para que interiorices, aprendas, y sobre todo, ¡disfrutes tu camino al éxito!