Aprendiendo a poner límites

Uno de los aspectos que a los seres humanos nos cuesta —a unos más que a  otros, por supuesto— es el tema de los límites, pues existe una falsa creencia  arraigada en muchos hogares bajo la cual decir “no” está mal visto  socialmente.  
 
A muchos se nos “educastró” para pensar que debemos actuar pensando que  siempre está mal no ceder a los demás, hecho que nos puede llevar a meternos  en los problemas más catastróficos de nuestra existencia. Saber decir que no  en los momentos oportunos es el respeto hacia nuestra integridad como  humanos. 
 
Te daré un ejemplo clásico sobre establecer límites y rutinas cuando se trabaja  desde casa, especialmente sin una oficina dedicada. La ausencia de un espacio  físico designado para el trabajo puede llevar a sentirse “siempre disponible”.  
 
El problema es que nuestro cerebro puede adaptarse a ello (y el resto de tu  equipo también), por lo que, a la larga, vas a ir arrastrando problemas de salud  que van desde no cumplir con tus horas reglamentarias de sueño hasta tener  una baja calidad en tu descanso, porque tu mente va a estar ahí, conectada,  aunque haya terminado tu jornada laboral. 
 
Para contrarrestar esta sensación y mantener un equilibrio saludable entre la  vida laboral y personal, si teletrabajas, es importante que te marques una hora  de desconexión, y que la respetes a cabalidad, si quieres resguardar tu salud. 
 
En este caso, puedes crear una rutina de tres sencillos pasos. En primer lugar,  puedes dedicar la última hora del día exclusivamente al trabajo y desde un  escritorio, evitando lugares como el sofá, la mesa de la cocina o la cama, que  podrían convertirse fácilmente en espacios de trabajo después del horario laboral.  
 
Segundo, abandona el entorno de trabajo de forma puntual, a la hora que te  has fijado. Si terminas a las 06.00 p.m., es a las 06.00 p.m. La clave es alejarse  de la computadora y la lista de tareas pendientes, marcando claramente el fin  del día laboral y el inicio del tiempo personal. 
 
Por último, no olvides quitar las notificaciones laborales de tu teléfono. Esta  medida evita la tentación de responder a mensajes que llegan después de este  horario establecido.  Como bien lo dice Brené Brown: “Atreverse a establecer límites se trata de  tener el valor de amarnos a nosotros mismos, incluso cuando corremos el  riesgo de decepcionar a otros”. 
 
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