Marc Lefkovits, CEO LEFKO
El liderazgo es un aprendizaje compartido.
Marc Lefkovits en un hombre llano, cercano y con los pies bien puestos sobre la tierra. Desde temprano aprendió a manejarse muy bien entre dos aguas; tiene un marcado acento zuliano -de sus años en Maracaibo y el colegio Claret- pero conoce muy bien la idiosincrasia de este país, donde se formó como ingeniero en el prestigioso Instituto de Tecnología de Georgia, Georgia Tech. El mundo corporativo no le es ajeno: fue Gerente de Despacho de Órdenes de Entregas en General Motors por más de seis años, aunque no tardó mucho en descubrir que pertenece al mundo de los emprendedores.
Y fue entonces cuando, en 2004, decidió asociarse con su padre Tomás Lefkovits –constructor muy conocido en Maracaibo, radicado en Atlanta- y su hermano David para crear LEFKO Construction. Diecisiete años después son una referencia en Atlanta, tanto en el sector público como en el privado.
No ha sido fácil. Con humildad agradece los aprendizajes y sabe perfectamente cuales fueron los errores. Su concepto de liderazgo está cargado de esa esencia de reinvención y adaptación que paradójicamente muchos líderes no entienden. Y al hablar de liderazgo, Marc Lefkovits deja claro que prefiere ejercerlo detrás
de los reflectores.
Marc, hablar de liderazgo es inevitable en estos tiempos de incertidumbre, donde muchos necesitan que les indiquen lo que deben hacer o cuál dirección tomar. Pero es a la vez un concepto tan subjetivo. ¿Cómo interpretas el liderazgo?
Mi impresión es que hay líderes buenos y malos. Hay líderes naturales, a quienes siguen porque motivan o se han ganado el respeto a través de su ética, trabajo, tomar decisiones difíciles. El liderazgo es definitivamente un conjunto de factores, que se puede trabajar y perfeccionar en el tiempo. Y es fundamental entender que no se puede quedar reducido al ámbito individual o empresarial. Se debe actuar de manera colectiva, es un compromiso social para ayudar a resolver los problemas que afectan al colectivo y compartir esos conocimientos que has adquirido gracias a oportunidades que quizás otros no puedan llegar a tener. Los estilos de liderazgo también varían: hay quienes se sienten cómodos estando siempre en primera fila, mientras que otros prefieren ser invisibles al público, enfocándose en promocionar los logros de su equipo. Ese es mi estilo: más discreto. El líder por sí solo no es nada, es su equipo quien lo convierte y mantiene como tal. Tampoco es indispensable. Todos somos importantes, pero nadie es imprescindible. Lo único indispensable es la generación de relevo y, como líder, tienes que crear el ambiente y capacitar a tu equipo para que pueda asumir más responsabilidades.
Estas al frente de LEFKO Construction, una empresa familiar que se ha forjado un nombre en Atlanta. En una industria tan competitiva como la construcción, ¿Cómo ejerce Marc ese liderazgo íntimamente ligado a los valores familiares de los Lefkovits?
Los valores son clave. En una empresa es fundamental que estén claros esos valores, así como quién los comparte. Cuando seleccionamos a nuestro equipo a veces tomamos decisiones precipitadas y aprendí que debes tratar de proyectar, planificar mejor, para asegurarte de que quienes integran tu empresa comparten tu visión y ética de trabajo, tu integridad. Pueden tener menos experiencia pero compartir esos valores y eso los hace el mejor candidato. La experticia se puede adquirir, pero los valores no. Y eso impacta en el todo que es tu empresa: se bajan los ánimos, disminuye la productividad.
El talante de un líder se conoce en la adversidad. Has tenido que enfrentar momentos difíciles, la crisis inmobiliaria de 2007 por citar un ejemplo. ¿Cómo transmitirle confianza a tu equipo, cuando por dentro estás lleno de dudas?
En esa época nuestro equipo era mucho más pequeño y fuimos navegando hasta 2012 con mucha incertidumbre e inestabilidad, era difícil ver la luz al final del túnel. Básicamente me guiaba recordar nuestra meta, el objetivo que nos llevó a donde llegamos. Y la motivación de lo que debíamos hacer para seguir luchando, transformándonos,
adaptándonos a la situación. Tener clara una metodología para identificar los problemas y corregirlos. Me preguntaba siempre cómo puedo mejorar y transformarme para estar más preparado la próxima vez. En LEFKO Construction nos habíamos enfocados principalmente en la construcción residencial. Entonces comenzamos a ofrecer servicios a terceros, luego de construcción comercial, licitando obras públicas pequeñas. Otro aprendizaje: primero debes gatear, para luego caminar y por último correr. Si no, te caes. Tienes que dar pasos con una fundación firme que te hagan sentir cómodo. ¿Vas a darte golpes en el camino? Sí, pero te vas a poder levantar siempre y seguir construyendo el futuro que te acercará a tu meta.
Y ahora estamos en otra crisis desatada por la pandemia. ¿Qué aprendizajes has sumado a tu bitácora?
Muchos negocios cerraron, muchos otros surgieron. Hay una transformación, hay oportunidades que se ha presentado en el mercado. Siempre las hay, el desafío es identificarlas. No hay duda que la incertidumbre continúa, aunque creo que estamos comenzando a ver la luz al final del túnel. Hace un año la incertidumbre era muy grande y lo único que podía decirle a mi equipo es que LEFKO Construction iba a permanecer, con las buenas y con las malas. Y sigo apostando a eso. Pero para lograrlo cada quien debe asumir que es necesario un proceso interno de adaptación y transformación a una nueva realidad. Si en el momento no había obras, podíamos colaborar haciendo estimaciones para poder conseguirlas. Teníamos que lograr la contribución de todo el equipo para que todas las piezas engranen y seguir adelante con una energía positiva. El equipo de estimaciones que trabaja desde Venezuela fue fundamental para energizar la organización. Logramos entender y asumir que nadie es imprescindible. No importa si falta una pieza de la empresa, la operación sigue adelante. Y esto yo no podría haberlo dicho hace un año y medio o tres.
El Marc Lefkovits que salió del corporate America y el que apostó a su propia empresa, ¿cómo interpretó el liderazgo durante esas etapas tan distintas?
Yo empecé la empresa con dos socios: mi papá y mi hermano mayor. De los tres siempre he sido el más
conservador. Una balanza interesante, porque de cierta manera yo era el ancla: cuando ellos jalaban, yo frenaba. Y este equilibrio fue muy bueno porque nos evitó meternos en proyectos que nos hubieran destruido. Y al mismo tiempo me obligó a acelerar más rápido de lo que individualmente hubiera querido. Ha sido un aprendizaje muy grande: ser más agresivo al tomar riesgos. Claro, eso es fácil decirlo después de años de experiencia y luego de aprender que puedes hacer ajustes sin que le resten fuerza a tu perseverancia para conseguir lo que estás buscando.
Entender que puedes toparte con otra vía y la transitas hasta llegar al camino correcto. Como dicen por ahí, si nunca cometes errores o nada te está saliendo mal, no tomaste suficientes riesgos.
Fuiste presidente de la Asociación Hispana de la Construcción en Georgia. ¿Contribuyó este rol a tu liderazgo empresarial? ¿O fue al contrario?
Ha sido en ambas direcciones. LEFKO Construction fue una de las fundadoras de la organización y mi padre integró la directiva. Me invitaron a incorporarme y he ejercido varias funciones desde entonces, hasta llegar a la presidencia, que asumí por dos años. Fue muy interesante porque, entre otras cosas, obligó al Marc empresario a garantizar que en LEFKO Construction haya relevo a todo nivel, pues nadie –ni yo- es indispensable. No pueden existir excusas para operar. Entendí que mi responsabilidad era doble: como Presidente de una empresa familiar y como cabeza de un
colectivo que, como tal, busca un bien común. Y para mí esa responsabilidad pesaba más que la de mi propio negocio, especialmente porque con la pandemia estábamos navegando una transición muy compleja. Estás descifrando cómo adaptar tu empresa, mientras lideras y guías la adaptación de otra entidad que está atravesando por exactamente lo mismo. Manejarlos paralelamente fue un poco estresante, aunque bastante satisfactorio. Y fue trabajo en equipo. Los procesos que incorporamos a nuestra empresa ayudaron a generar ideas de lo que podíamos hacer en la Cámara. Son aprendizajes que se obtienen solamente cuando rodamos y nos damos golpes. Pero nos vamos ajustando, adaptando y entendiendo que el liderazgo es una constante evolución.