Desarrollo Sostenible
Sostenibilidad, Valor Compartido y Responsabilidad Social Empresarial
Son los temas que ocupan esta edición, los cuales generan múltiples desafíos no solo a los gobiernos, sino a las organizaciones. Porque ellos implican, de una manera u otra, desarrollo, satisfacción de necesidades, convivencia, preservación y se hace imposible lograrlos de forma individual, en solitario, aplicando políticas aisladas que a fin de cuentas originan desgaste y pérdida de recursos.
En el desarrollo sostenible convergen todas aquellas acciones que conducen al bienestar del ser humano, tanto de forma individual como de manera colectiva; es usual que se “mida” a través de indicadores económicos, así como políticos, generalmente vinculados a la riqueza o al nivel de industrialización de un país. En 1972, durante la “Cumbre de la Tierra”, se define al desarrollo sostenible como la función que se ejerce para mejorar la calidad de vida humana, sin que implique exceder la capacidad de carga de los ecosistemas que lo sustentan.
En pocas palabras, el desarrollo sostenible se trata de conservar y para que sea considerado como tal, cualquier programa o proyecto que se encamine hacia dicho desarrollo debe presentar ciertas características particulares, como por ejemplo la promoción del reciclaje y la reutilización de productos, restauración de ecosistemas dañados, aceptación de la naturaleza como una de las bases fundamentales de convivencia entre los seres humanos, fomento del uso eficiente de los recursos y minimización del impacto que producen en el medio ambiente los procesos industriales y agrícolas, entre otras.
El sector empresarial dominicano está plenamente convencido de que la satisfacción de las necesidades humanas de forma armónica con el medio ambiente, arroja resultados muy positivos en el desarrollo sostenible de las comunidades. Muestra de su compromiso es el evidente interés en crear e implementar mejores prácticas e iniciativas, cuyos resultados garanticen el cuido del medio ambiente y el bienestar social de su gente.
Como ejemplo de ello, compartimos la labor que despliegan organizaciones como las empresas del Grupo Martí, encabezada por su CEO Carlos José Martí Garden, protagonista de nuestra portada y Presidente de la Fundación Tropigas. Desde siempre, la familia Martí ha estado apoyando diversas causas, por ello la creación de la Fundación Tropigas, desde entonces, fortalece su compromiso y dedica sus mayores esfuerzos a sensibilizar y educar a la población sobre el cuidado del medio ambiente a través de diferentes programas educativos, socioculturales y proyectos de conservación.
Fundación Tropigas busca soluciones a favor del saneamiento y rescate de los ríos Ozama e Isabela por medio de su programa “Ribera Verde” en donde se están desarrollando varios proyectos, entre ellos el de sus barcos recolectores de desechos sólidos, contribuyendo decididamente a la depuración y limpieza de estos ríos, lo que sin duda influye en una mejor calidad de vida de los habitantes de sus riberas.
También presentamos en esta edición a Grupo Universal, el cual ha desplegado un interesante programa de Responsabilidad Social Empresarial basado principalmente en que la Sostenibilidad empieza por casa, involucrando en su programa a sus colaboradores, proveedores, clientes, accionistas y a la sociedad, cumpliendo hasta ahora, con 15 de 17 objetivos establecidos por las Naciones Unidas, demostrando el gran compromiso de Grupo Universal editorial Fotografía Tintorelli Photo & Digital Cinematography con el desarrollo sostenido en República Dominicana.
Dominican Energy Crops también integra este conjunto de organizaciones que ha dado un gran paso al frente, en este caso con sus Fincas Energéticas, concentrando sus esfuerzos en el desarrollo de plantaciones energéticas, apostando por el futuro sostenible. Así mismo, Industrias San Miguel, como parte de su programa de Responsabilidad Social Empresarial, se une a través de la Misión Rescate Lista Roja, al Ministerio de Medio ambiente, Ecored, el Jardín Botánico Nacional y a la Agencia de Cooperación Alemana (GIZ), para contribuir con la conservación de las especies de la flora dominicana con riesgo de desaparecer, dedicando esfuerzos importantes a la siembra y conservación del Roblillo.
Al igual que estas empresas, muchas otras han entendido que el desarrollo sostenible no solo coadyuva a la conservación y sustentación de los recursos naturales renovables, sino que beneficia al ser humano de generaciones actuales y futuras, brindándole una mejor calidad de vida y que esto se logra solo con la convergencia y unión de muchas voluntades.
El empresariado dominicano definitivamente está decidido a involucrarse de lleno en la creación y ejecución continua de programas que contribuyan con el desarrollo sostenible de su país, así como a seguir asumiendo el compromiso de colaborar con la reconciliación entre el medio ambiente y el bienestar socioeconómico de las comunidades en República Dominicana.